La Obra

Las Fotografías de Eduardo Moreno tienen la emoción, los sentimientos, la nostalgia, incluso se diría que la melancolía, del tiempo deshabitado; fragmentos de naturaleza detenida, instantes de tránsito industrial y de hogares abandonados. La memoria como único testimonio (testigo vivo) del pasado, y la imagen como aguja de plata que ensarta, que une lugares comunes -porque la obra de E.M. tiene esa unidad que hace reconocible a su autor.

Eduardo construye sus fotografías, las piensa y compone con serenidad y armonía utilizando líneas de fuerza y de fuga bien definidas en tomas equilibradas, con un pulso interior lento,  sin sobresalto y cuidadoso, y de calculado dinamismo. Y la pátina, textura del tiempo, rica en matices  y tonalidades de óxidos, oro, cobre y verde vegetal; completan la arquitectura poética de cada una de sus exposiciones.

Su conocimiento y dominio de la técnica le permiten un preciso control de las condiciones ambientales durante la toma; mientras que el ajuste fino, el toque de autor, la edición sensible le aguardan en su estudio; el sutil tratamiento final de la imagen, antesala de nuestra mirada. 

Como si las “cualidades naturales”,  “los valores personales”, de Eduardo no fueran aún suficientes para quererle, ahí están sus fotos: un exponente lírico de su ser reflexivo, paciente, afable y generoso.

Gracias, maestro, por enseñarnos a ver desde tu espíritu de artista, con los ojos diestros de tu mente.

Fernando Serrano. Dr. en Bellas Artes. Universidad de Sevilla

ARTE  SALUD NATURALEZA. El Torno, 2018